Finance, Markets and Valuation Vol. 4, Num. 1 (Enero-Junio 2018), 15–25
en 65.345 millones de dólares, mientras que Europa suponía el 13,87 %, Asia el 8,87 %, y el resto
la suma de 0,99 % de la inversión total.
La mayor inversión se aglutinó nuevamente en California (20.046 millones), aunque, a
diferencia de la actualidad, se distribuía de manera más equitativa entre el resto de ciudades,
concentrándose en San Francisco (17,66 %), seguido de San Diego (7,06 %), Palo Alto (5,51 %),
Mountain View (3,23 %), Los Ángeles (2,14 %), distribuyéndose el restante (64,40 %) entre las
demás ciudades del estado.
Se observa además que, en lo que respecta a Europa, Reino Unido aglomeraba el 65,84 %
del total de la inversión europea (9.063 millones), por lo que se confirma una tendencia carac-
terizada por una mayor participación progresiva del resto de las ciudades europeas.
En relación con el tipo de inversores, se destaca el capital riesgo (Venture capital), como
el principal inversionista en todos los continentes, refiriéndose como tal generalmente a las
entidades financieras que invierten a través de participaciones temporales en empresas no
cotizadas, tanto en fases iniciales, como de crecimiento, madurez y declive. Sin embargo, a
lo largo del periodo, se constata una menor proporción de estas fuentes de financiación, en
aumento de actores como inversores ángeles (Business angel), capital semilla (Seed capital),
capital inversión (private equity) u otros actores.
6 Incubadoras y aceleradoras de empresas
El proceso de creación de empresas, en su objetivo de disponer de recursos y tener visibili-
dad, abarca generalmente dos fases: la de incubación y, posteriormente, la de aceleración.
El periodo de incubación se origina al comienzo del proyecto empresarial, cuando la star-
tup desarrolla el plan estratégico, el público objetivo y el modelo de negocio (fase de ‘pre-
incubación’). A continuación, se evalúa el progreso de la compañía y se estructuran las diversas
tareas y departamentos (fase ‘incubación’), haciendo seguimientode su evolución y establecien-
do las expectativas de crecimiento y expansión a medio y largo plazo (fase ‘post-incubación’).
Una vez la empresa se encuentra en desarrollo, se inicia el periodo de aceleración. Como
su propio nombre sugiere, se trata de estimular el crecimiento empresarial, bien a través de
recursos financieros, organizativos y/o intelectuales.
Ambas fases han originado la emersión de actores que persiguen el cumplimiento de los
objetivos vinculados a cada una de dichas etapas. Se hace referencia con ello a las incubadoras
y aceleradoras de startups.
El concepto de incubadora de empresas nace en la década de los años 50 en Silicon Valley
(California), cuando la Universidad de Stanford constituyó un parque industrial y tecnológico,
con la finalidad de promover la transferencia de tecnología desarrollada por la Universidad,
proliferando así la creación de nuevas empresas, principalmente focalizadas en el sector elec-
trónico. De su éxito, se replicaron semejantes iniciativas en todo el mundo, siendo actualmente
Estados Unidos la economía más avanzada en la creación y desarrollo de incubadoras de
empresas.
Estas organizaciones, que suelen estar apoyadas por universidades, entidades guberna-
mentales y/u otras compañías privadas, disponen de recursos empresariales y equipos interdis-
ciplinares que orientan en el proceso de creación y crecimiento de nuevos proyectos, así como
de empresas en fase semilla que precisan de servicios técnicos y financieros para consolidar su
posición en el mercado. Ofrecen asesoramiento, infraestructura administrativa, red de negocios
o networking, tecnología y capitalización, entre otros recursos.
Por otra parte, las aceleradoras de empresas tienen un origen más reciente, iniciándose el
María Jesús Gadea y Francisco Javier Ribal 22