Finance, Markets and Valuation
DOI:
10.46503/RVQK6962
Corresponding author
Fernando García
Recibido: 25 Sep 2019
Revisado: 27 Oct 2019
Aceptado: 5 Nov 2019
Finance, Markets and
Valuation
ISSN 2530-3163.
Finance, Markets and Valuation Vol. 5, Num. 2 (Julio-Diciembre 2019), 33–44
El marco institucional del control de calidad de las
universidades españolas
International university rankings as a quality measure for
the Spanish universities
Fernando García
ID
1
1
Universitat Politécnica de Valencia, Departamento de Economía y Ciencias Sociales. Valencia,
España. Email: fergarga@esp.upv.es
JEL: H40; I28
Resumen
En España, las funciones que se asignan a la Universidad son variadas y han variado a lo largo del tiempo.
Actualmente, se considera que la actividad universitaria debe ir enfocada a mejorar el bienestar de la
sociedad en la que se ubica la Universidad. Así, cualquier control de calidad del sistema universitario
español debe considerar si la Universidad está cumpliendo con los fines que la sociedad le ha asignado.
En España, la tarea de control de calidad de la Universidad se asigna principalmente a la Agencia Nacional
de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA). En principio, a través de diferentes programas,
esta agencia evalúa diferentes aspectos de las Universidades. No obstante, como se comprueba en
esta investigación, la actividad de control se limita a las titulaciones universitarias y a la actividad del
profesorado. Además, este control apenas mide en qué medida la Universidad está alcanzando sus fines.
Keywords: Funciones de la Universidad; gestión de calidad; Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad
y Acreditación; ANECA.
Abstract
In Spain, the functions assigned to the University are varied and have changed over time. Currently, it is
considered that university activity should be focused on improving the well-being of the society in which
the university is located. Thus, any quality control of the Spanish university system must consider whether
the university is fulfilling the purposes that society has assigned to it. In Spain, the task of quality control of
universities is mainly assigned to the NationalAgency for Quality Assessment and Accreditation(ANECA). In
principle, through dierent programs, this agency evaluates dierent aspects of the Universities. However,
as can be seen in this research, the control activity is limited to university degrees and the activity of the
teaching sta. Moreover, this control hardly measures to what extent the University system is achieving its
goals.
Keywords: University goals; Quality management; Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acred-
itación; ANECA.
Cómo citar este artículo: García, F. (2019) El marco institucional del control de calidad de las
universidades españolas. Finance, Markets and Valuation 5(2), pp. 33–44.
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1 Introducción
En la actualidad, se reconoce a la Universidad un papel fundamental en el desarrollo econó-
mico, social y cultural de un país y España no es una excepción. Así, se consideraque la actividad
universitaria debe orientarse a diferentes ámbitos buscando como fin último la mejora de la
sociedad a la que sir ve, lo que exige conocer cuáles son las demandas de la sociedad en la que
cada Universidad se ubica. Esta actividad, además, debe ejecutarse de manera eficaz, eficiente
y responsable.
Se suele aceptar que los ejes de la acción de la universidad son la docencia y la investigación
y que una gestión adecuada de estos ámbitos repercutirá favorablemente en otros fines atribui-
dos a la Universidad, tales como la preparación adecuada de los estudiantes para desarrollar
profesiones que exigen un elevado nivel cultural, científico y técnico; favorecer la formación a lo
largo de toda la vida; profundizar en la creación y transmisión del conocimiento etc. Actuando,
pues, sobre estos dos ejes, la Universidad favorece la mejora del bienestar general de la socie-
dad, no solo en términos económicos y de creación de riqueza, sino también como vehículo
para alcanzar la realización personal. Se convierte, pues, en motor de desarrollo económico,
político, cultural y social.
Dado que en España las principales Universidades son públicas, es necesario evaluar la
calidad del servicio público prestado, pues la actividad universitaria consume recursos públicos.
Por lo tanto, es fundamental evaluar la eficacia y la eficiencia de las Universidades, de sus
diferentes actividades.
En este trabajo vamos a recordar cuáles son las funciones y objetivos de la Universidad
española, los obstáculos que complican una gestión eficiente y los controles de calidad. Se hace
especial mención a la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) y a
sus programas y se cuestiona en qué medida están alineados con las funciones de la Universi-
dad.
2 Las funciones de la Universidad
Las funciones que se asignan a la Universidad han ido evolucionando desde la aparición
de estas instituciones en la Edad Media, cuando su misión estaba dirigida básicamente a la
docencia. A lo largo del siglo XIX y del siglo XX a esta tarea se añadieron otras. Así, según Ortega y
Gasset (1930), las funciones de la Universidad son la transmisión de la cultura, la enseñanza de
las profesiones y la investigación científica y educación de nuevos hombres de ciencia. Esta
visión plural se mantiene en el siglo XXI, aunque no todas están funciones tienen de facto la
misma importancia en el sistema universitario español.
El artículo primero de la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre (2001) recoge las fun-
ciones que se encomiendan a la Universidad española. En el punto primero se enuncia que
la Universidad realiza el servicio público de la educación superior mediante la investigación,
la docencia y el estudio. Se entiende, por tanto, que se trata de un servicio público. Además,
se desprende que la educación superior consta de tres ámbitos: la investigación, la docencia
y el estudio. Cabe cuestionarse si el orden de aparición implica una prelación, si el ámbito
principal de la educación superior es la investigación, por encima de la docencia. En el apartado
dos se enuncian las cuatro funciones de la Universidad, resaltándose el hecho de que se trata
de funciones al servicio de la sociedad. Es decir, no está justificado aislar a la Universidad
de su contexto social, de la sociedad que, en el caso de la Universidad pública, la mantiene
financieramente con sus impuestos. Es a esa sociedad a la que hay que servir.
Las funciones de la Universidad española son:
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(a)
La creación, desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica y de la cultura. Se
trata no solo de investigar en los campos científicos y culturales, sino también de trasladar
los conocimientos adquiridos a quienes pudieran necesitarlos, que no son exclusivamente
los alumnos universitarios, sino otros investigadores, empresas, administraciones públicas
y la sociedad en su conjunto.
(b)
La preparación para el ejercicio de actividades profesionales que exijan la aplicación de
conocimientos y métodos científicos y para la creación artística. Se define aquí la función
docente genuina, la formación general y especializada, la capacitación profesional y la
preparación de los alumnos al mundo laboral, facilitando su inserción en el mismo, su
empleabilidad.
(c)
La difusión, la valorización y la transferencia de conocimiento al servicio de la cultura,
la calidad de vida y del desarrollo económico. De nuevo se menciona la necesidad de
relacionar a la Universidad con su entorno. En este caso se prima, no ya la creación del
conocimiento, sino dotar de valor a ese conocimiento (desde una perspectiva económica
o cultural) y difundirlo.
(d)
La difusión del conocimiento y la culturaatravés de la extensión universitaria y la formación
a lo largo de toda la vida. Se vuelve otra vez a la faceta docente que necesariamente debe
tener la Universidad. Se reconoce la actividad universitaria en fomento de la cultura, puesta
a disposición de la sociedad.
De estas funciones se desprende que los objetivos del servicio que prestan la Universidades
son básicamente dos:
1.
La investigación,es decir, la obtenciónde resultadoscientíficos, técnicosy culturalesque per-
mitan innovar en los diferentes campos del conocimiento. Esta innovación debe ir destinada
a mejorar el entorno económico y cultural de la sociedad mediante acciones de transferen-
cia y difusión. Este objetivo implica la colaboración de la Universidad con otros agentes
económicos y sociales y la aplicabilidad de los resultados obtenidos en la investigación.
2.
La docencia, tanto para formar a los futuros profesionales como para mejorar la calidad
de vida de los ciudadanos en el ámbito cultural. Así, las Universidades deben proponer
titulaciones en línea con lo que se demanda en su entorno, deben facilitar la formación
a lo largo de toda la vida y la expansión cultural y de los valores universitarios de crítica
constructiva y compromiso social.
Una vez establecidas las funciones y delimitados los objetivos de la Universidad, resulta
necesario conocer si se están alcanzando y si se hace en condiciones de eficiencia y calidad.
3 Obstáculos para la gestión de la calidad
Aunque las funciones y los objetivos de la Universidad parece que se han enunciado con
bastante claridad, y todos estaremos conformes en que se debe exigir un elevado grado de
calidad en el cumplimiento de los mandatos establecidos, lo cierto es que existen numerosos
obstáculos que impiden realizar de forma satisfactoria el control y seguimiento de los objetivos.
Estos obstáculos tienen tanto naturaleza estructural como funcional y, ciertamente, no se trata
de obstáculos de reciente aparición.
Sistematizando los principales obstáculos podemos enunciar los siguientes:
1.
1. Estructura organizativa compleja. La toma de decisiones en el ámbito universitario es
compleja, con numerosos órganos intervinientes, muchos de ellos colegiados, lo que en
ocasiones dificulta llegar a acuerdos y favorece la inercia y el status quo.
2.
Problemática identificación de productos servicios. Ni la enseñanza ni la investigación se
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pueden entender como una mera capacitación profesional, un título universitario, ni la
publicación de artículos en revistas de investigación. Obviamente, la Universidad ofrece
algo más, pero ese plus adicional es de difícil definición. Y su gestión y medición es aún más
complejo.
3.
Difuminación de la categorización del cliente o consumidor. El usuario inmediato del servicio
universitario es el estudiante. Es el más fácil de identificar y a él va dirigida la función docente
de la Universidad. El producto que busca es la obtención de un título. No obstante, los
alumnos no son los único clientes o consumidores. La sociedad en su conjunto, que es quien
financia la Universidad pública, y particularmente las empresas, son consumidoras de ese
“producto” de la Universidad: el graduado, quien debe ser capaz de insertarse en el mundo
laboral con garantías, tras haber adquirido unos conocimientos. Además, se espera de los
graduados universitarios tengan unas características de gran importancia para la sociedad,
como el espíritu crítico. La Universidad se encuentra, por un lado, con unos clientes con
intereses en cierta medida enfrentados: unos priman la obtención de un título, mientras
que para otros la adquisición de conocimiento es lo fundamental.
4.
Burocratización de las plantillas docentes. Es necesario adecuar las plantillas docentes a los
objetivos a alcanzar. Especialmente si se hacen comparaciones a nivel internacional entre
Universidades, el tamaño de las plantillas docentes así como su estructura son factores a
tener muy en consideración. Así, hay ratios fundamentales a considerar, como el de personal
docente frente personal de servicios; personal docente a tiempo completo frente tiempo
parcial; alumnos frente a personal docente o aspectos tales como el tamaño medio de grupo.
5.
Planes de estudio inadecuados. Cabe preguntarse si, teniendo en consideración las funcio -
nes de la Universidad, los planes de estudio son un medio adecuado para alcanzarlos. Es
decir, si permiten ofrecer una formación integral, con visión de conjunto, teniendo en cuenta
las exigencias de la vida profesional. En este sentido, la inercia pesa mucho y el proceso de
negociación dentro la Universidad favorece que algunas asignaturas permanezcan inamo-
vibles, las novedades queden “descafeinadas” y las expectativas queden defraudadas. En
ocasiones da la sensación de que se cambia todo para que todo siga igual.
6.
Carencia de una visión global de todo el sistema educativo. La Universidad solo es la culmi-
nación de un laborioso proceso de formación de la persona y del desarrollo de su capacidad
intelectual, que se inició en los años previos. Las carencias en los ciclos formativos previos
difícilmente se podrán subsanar en el periodo universitario.
7.
Falta de criterios gerenciales. La gestión de los recursos humanos y económicos se haya por
el entramado organizativo y la falta de verdaderos criterios de gestión. Las dotaciones en
infraestructuras básicas, equipamientos, medios personales etc. se deciden en gran medida
en función de criterios políticos, en función de los apoyos que pueda necesitar el Rector de
turno o su Delfín de cara a las siguientes elecciones, sin que haya un verdadero análisis de
la eficiencia.
8.
Dispersión de esfuerzos. El diseño organizativo comporta una alta participación de los miem-
bros de los distintos estamentos de la comunidad universitaria. Si realmente el personal
docente tuviera que involucrarse a conciencia en todas las comisiones en las que participa y
en los procesos de toma de decisiones que le afectan directamente, no tendría tiempo para
dedicarse a su labor docente e investigadora. Frente este derroche de energías y esfuerzos,
que generalmente no tienen perspectivas claras de influir en la decisión que finalmente se
adopte, lo más habitual es no involucrarse en el farragoso proceso decisorio. No obstan-
te, la presencia en numerosas comisiones y reuniones es inevitable, con la consiguiente
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frustración y pérdida de tiempo.
9.
Formación pedagógica y didáctica. El profesor universitario es un autodidacta que aprende
de sus propios errores (o no), carente de una adecuada preparación técnica didáctica o
pedagógica. La reproducción de los ejemplos conocidos o sus propias cualidades son los
únicos bagajes con los que cuenta para afrontar su función docente.
10.
Mínima innovación pedagógica. Por otro lado, la inercia y los problemas organizativos de
diversa índole, así como la incertidumbre en relación a la acogida que tendrán entre los
alumnos, dificultan en grado sumo la innovación docente.
11.
Proceso de selección de los alumnos. El proceso selectivo desarrollado por las Universidades
públicas apenas es selectivo, pues menos del 3 % de los alumnos de bachillerato suspenden
las pruebas de selectividad. Este hecho, unido a la proliferación de Universidades en la geo-
grafía española y la necesidad de captar alumnos para mantener las diferentes titulaciones y,
en última instancia, las propias Universidades, hace que en no pocas ocasiones los alumnos
universitarios en realidad no se encuentren preparados para acometer unos estudios que,
en principio, requieren cierto nivel de esfuerzo y disciplina. La situación es bien diferente en
las Universidades de más prestigio internacional, normalmente Universidades privadas en
las que el proceso de selección de los alumnos es mucho más riguroso.
12.
Proceso de selección del profesorado. El proceso de selección de profesorado prima a aque-
llas personas que no han salido del “ecosistema universitario, que no tienen experiencia
profesional fuera de la Universidad y, por lo tanto, desconocen los problemas reales de la
sociedad. Se prima la investigación, entendida como publicaciones en revistas de prestigio,
y se accede a la plaza tras varios años de especialización investigadora (Escribano y Pardo,
2005). Frente a este sistema, el alumno también puede encontrase con profesores asociados
quienes, en principio, debieran ser especialistas en la materia, pero que, de facto, en no
pocas ocasiones son la mano de obra barata que explota el sistema universitario público
para reducir costes, y lo que prima en su proceso de selección es que se acoplen al horario
de clases establecido. Obviamente, los profesionales de reconocido prestigio rara vez pue-
den estar disponibles en los términos en los que la Universidad les exige a los profesores
asociados.
13.
Escasas dotaciones de apoyo a las labores docentes e investigadoras. En general, el apoyo
a las labores docentes e investigadoras es muy escaso. Más bien al contrario, es la propia
Universidad la que se encarga de burocratizar cualquier proceso de forma innecesaria. Como
consecuencia, el profesorado debe destinar gran parte de su tiempo a tareas burocráticas
y administrativas que debieran trasladarse a otro personal. Este es otro factor de gran
importancia a la hora de comparar la eficiencia docente e investigadora de los profesores
españoles con los de otras universidades.
14.
Insuficiencia financiera. Se trata de un problema ya tradicional, el insuficiente gasto público
en educación e investigación, con independencia del control de la eficiencia del gasto, que
se pone de manifiesto cuando nos comparamos con países de nuestro entorno a los que aspi-
ramos a igualar. Seguramente es posible establecer procedimientos que mejoren la gestión
económica o patrimonial de los recursos asignados, pero en todo caso es imprescindible
reforzar las inversiones y dotaciones universitarias.
15.
Ausencia de competencia institucional. Contrariamente a lo que proclaman aquellos que
defienden que la Universidad se encuentra inmersa en un contexto de competencia a gran
escala que obliga a las Universidades a luchar para conseguir alumnos y profesores, la
realidad parece bien distinta. La Universidad pública española, en términos generales, no
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compite para ganar clientes. Los estudiantes se matriculan en los estudios que se impar-
ten en Universidades cercanas a su lugar de residencia, por motivos relacionados con el
abaratamiento de costes de desplazamiento y comodidad.
4 El control de la calidad
Es una premisa comúnmente aceptada que en la Universidad, como en cualquier otro
servicio público, debe realizarse un control de calidad que permita alcanzar los objetivos de
la Universidad con de la mayor eficiencia posible. En el caso de la Universidad, los elementos
clave de esa evaluación son la docencia, la investigación y los servicios auxiliares a estas dos
funciones. El análisis de la calidad debe ser capaz de cuantificar en qué medida se satisfacen
las necesidades de los clientes (alumnos, empresas y la sociedad en su conjunto).
En España, la promoción y la garantía de la calidad de las Universidades es función de
la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), que se encarga de
acreditar y evaluar a algunas figuras de profesorado universitario (no a los profesores asociados,
que pueden llegar a ser un porcentaje significativo del total en algunos casos) y evaluar las titu-
laciones universitarias, juntamente con los órganos propios de las Comunidades Autónomas.
Según el artículo 31 de la LOU, la promoción y la garantía de la calidad de las Universidades
españolas, en el ámbito nacional e internacional, es un fin esencial de la política universitaria.
Sus objetivos son:
(a)
La medición del rendimiento del servicio público de la educación superior universitaria y
la rendición de cuentas a la sociedad. Se trata a todas luces de un objetivo loable, pero
muy general que, a falta de mayor concreción, resulta poco operativo.
(b)
La transparencia, la comparación, la cooperación y la competitividad de las Universidades
en el ámbito nacional e internacional. De nuevo nos encontramos con objetivos poco
definidos. En el ámbito de la comparación, cabe destacar que no existe ningún ranking
elaborado por la ANECA que permita comparar las Universidades, ni en el ámbito nacional
ni en el internacional. No obstante, dentro de la política universitaria de control de calidad
desarrollada por la ANECA que se da un elevado peso a los indicadores que influyen en
la posición de las Universidades españolas en los rankings internacionales elaborados por
diferentes instituciones, entre los que destaca el ranking de Shanghai (Liu y Cheng, 2005),
concretamente a la producción de artículos científicos publicados en revistas incluidas en
el Journal Citation Report (JCR) de la Web of Knowledge.
(c)
La mejora de la actividad docente e investigadora y de la gestión de las Universidades. La
actuación en este ámbito parece limitarse al ámbito de las certificaciones y acreditacio-
nes realizadas por la ANECA. De entre todas las actividades, la parte del león se la llevan
los controles al profesorado, especialmente en lo referente a su actividad investigadora.
Efectivamente, la actividad investigadora del profesorado universitario es analizada tanto
en los procesos de acreditación para subir de categoría, como para la obtención de los
sexenios o complementos por investigación. En ambos procesos evaluatorios, el factor
determinante para alcanzar el éxito es el número de publicaciones en revistas internacio-
nales de prestigio, entendiendo como tales las que están incluidas en el índice Journal
Citation Report (JCR), elaborado por la multinacional Thomson Reuters. Casualmente,
este es también el indicador de referencia utilizado por las instituciones que elaboran los
rankings internacionales de Universidades.
(d)
La información a las Administraciones públicas para la toma de decisiones en el ámbito de
sus competencias. De nue vo, nos encontramos ante un objetivo vagamente definido.
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(e)
La información a la sociedad para fomentar la excelencia y movilidad de estudiantes y
profesores. Es la primera vez que aparece la “sociedad” como destinataria de un objetivo
conducente al control de la calidad. También aparece el manido concepto de “excelencia”.
Y se relaciona todo ello con la movilidad de estudiantes y profesores, sin mayor tipo de
relación.
Nos encontramos, por lo tanto, con unos objetivos del control de calidad muy vagos. Pero
estos objetivos se concretan al concretarse las funciones de la ANECA. Ésta, se centra principal-
mente en la evaluación del profesorado, y más concretamente en la evaluación de su actividad
investigadora, medida como publicaciones en revistas incluidas en el JCR.
5 Los programas de evaluación de la calidad de la Agencia Nacional de Eva-
luación de la Calidad y Acreditación
La ANECA lleva a cabo su actividad de evaluación, certificación y acreditación a través de
una serie de programas en los que controla la calidad de títulos universitarios, del profesorado
y de las Universidades.
La evaluación de los títulos se implementa a través de cuatro programas, tal y como aparece
en la web de la ANECA:
(a) Verifica. Evalúa las propuestas de los planes de estudio diseñados en consonancia con el
Espacio Europeo de Educación Superior.
(b)
Acredita. Realiza una valoración para la renovación de la acreditación inicial de los títulos
oficiales.
(c)
Sic. Evalúa títulos para la obtención de sellos internacionales de calidad. Solo se aplica a
los títulos oficiales de grado o máster en ingeniería, informática y química.
(d)
Monitor. Realiza un seguimiento del título oficial para comprobar su correcta implantación
y resultados.
La evaluación del profesorado se implementa a través de tres programas:
(a)
Pep. Evalúa el curriculum vitae de los solicitantes para el acceso a las figuras de profesor
universitario contratado.
(b)
Academia. Evalúa el curriculum vitae para el acceso a los cuerpos de funcionarios docentes
universitarios.
(c) CNAI. Evalúa la actividad investigadora del profesorado universitario.
La evaluación institucional, de carácter voluntario, que se realiza a través de cuatro progra-
mas:
(a) Docentia. Ayuda a las Universidades a crear sistemas de evaluación de su profesorado
(b)
Audit. Orienta a las Universidades en el diseño de sistemas de garantía interna de calidad
de sus Facultades, Escuelas y Centros. Un total de 14 Universidades han participado en
este programa.
(c)
Acreditación institucional. Evalúalassolicitudesdeacreditación institucionaldelos centros
universitarios, que es una alternativa al modelo de acreditación de títulos universitarios
oficiales. Solo cinco Universidades han participado en este programa.
(d)
Audit internacional. Certifica los sistemas de aseguramiento de la calidad de instituciones
de educación superior de terceros países. En la actualidad se han certificado Universidades
de Perú, Colombia, Chile y Guatemala.
Se observa cómo el control obligatorio de la calidad del sistema universitario español
realizado por la ANECA, a pesar de los numerosos programas, se mueve en realidad en dos
niveles. En primer lugar, se evalúan las titulaciones y, en segundo lugar, al profesorado que
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imparte dichas titulaciones.
5.1 Evaluación de las Titulaciones
En relación a las titulaciones, éstas se evalúan en el momento de su creación (VERIFICA),
seguimiento inicial (MONITOR) y en el momento de renovar su acreditación, periódicamente
(ACREDITA). Así, primero se evalúa el diseño de las titulaciones, después su proceso de implan-
tación y, finalmente, los títulos ya implantados se someten a un proceso cíclico de renovación
de la acreditación (Real Decreto 1393/2007). Obviamente, los criterios que se analizan son
similares en los tres programas. A en la primera fase los criterios analizados son:
1. Descripción del título
2. Justificación del título
3. Competencias
4. Acceso y admisión de estudiantes
5. Planificación de las enseñanzas
6. Recursos humanos
7. Recursos materiales y servicios
8. Resultados previstos
9. Sistema de garantía de la calidad
10. Calendario de implantación
En la fase de implantación, los criterios son:
1. Organización y desarrollo
2. Información y transparencia
3. Sistema de garantía interno de calidad (SGIC)
4. Personal académico
5. Recursos materiales y servicios
6. Indicadores de rendimiento
7. Recomendaciones, Observaciones y compromisos adquiridos
En la fase de renovación, los criterios son:
1. Organización y desarrollo
2. Información y transparencia
3. Sistema de garantía interno de calidad (SGIC)
4. Personal académico
5. Personal de apoyo, recursos materiales y servicios
6. Resultados de aprendizaje
7. Indicadores de resultados
Al margen de los programas obligatorios VERIFICA, MONITOR y ACREDITA, la ANECA ayuda
a los Centros Universitarios, es decir, Escuelas y Facultades, en la creación de sistemas de
garantía interna de calidad (SGIC), que es uno de los puntos que se someten a revisión en los
procesos de acreditación. Esta actividad se realiza mediante el programa AUDIT, que es de
carácter voluntario y son relativamente pocas las Universidades que han hecho uso de esta
opción. En este programa se analiza cómo la Facultad, la Escuela o el Centro:
1. Define su política y objetivos de calidad
2. Garantiza la calidad de sus programas formativos
3. Orienta sus enseñanzas a los estudiantes
4. Garantiza y mejora la calidad de su personal académico
5. Gestiona y mejora sus recursos materiales y servicios
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6. Analiza y tiene en cuenta los resultados
7. Publica la información sobre las titulaciones
5.2 Evaluación del Profesorado
El proceso de evaluación del profesorado gira entorno a los ejes de la investigación y la
docencia. La ANECA evalúa directamente a los aspirantes a acceder a las diferentes figuras
de profesor de Universidad (Real Decreto 415/2015 de 29 de mayo, 2015), en un proceso que
valora el curriculum vitae de los aspirantes y que otorga gran peso a las labores de investigación
y docentes, junto a otras actividades menos importantes. La importancia relativa de estos
apartados varía en función de la figura de profesor a la que se aspire. En términos generales,
para obtener una buena calificación como investigador se requiere la publicación de artículos
en revistas incluidas en el Journal Citation Report de la Web of Science. De hecho, para acceder
a las figuras de los cuerpos de funcionarios docentes, es un requisito necesario. En el caso de la
figura de Profesor Titular de Universidad, es un requisito necesario y suficiente (en el apartado
de investigación). En cuanto a la docencia, para obtener la acreditación lo más importante es la
experiencia acumulada. De hecho, para la figura de Profesor Titular de Universidad, se puede
obtener la puntuación requerida con solo tener la suficiente experiencia (ANECA, 2019).
Al margen del momento en que los profesores se acreditan, la ANECA evalúa también la
actividad investigadora de los profesores de Universidad, si éstos lo desean, a través de la
Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNAI) (Ley 15/2014, de 16 de
septiembre, 2014), que es la que otorga los sexenios de investigación con el objeto de que a
los profesores les sea reconocido un complemento de productividad. Así, se controla y exige,
a efectos de retribuciones y promoción, que el profesor investigue (San Segundo Gómez de
Cadiñanos y cols., 2005). Hasta el momento, la forma más habitual y casi exclusiva de obtener
sexenios era publicando artículos en las revistas de la Web of Science, aunque en algunos
campos de conocimiento también se aceptaban otros trabajos como indicadores de la actividad
investigadora. Recientemente se ha creado el denominado “sexenio de transferencia”, que se
supone que valora la actividad de transferencia de conocimientos a la sociedad, aunque se
desconocen los criterios que se aplican para conceder dicho sexenio.
Una vez obtenida la acreditación, compete exclusivamente a la Universidad el control de
la calidad de la actividad docente de los profesores. No obstante, la ANECA, para favorecer la
evaluación de la docencia, puso en marcha, en colaboración con las agencias de evaluación
autonómicas, el programa DOCENTIA. Un total de 20 Universidades están certificadas por su
implantación de un modelo de evaluación de la actividad docente de acuerdo con el programa
DOCENTIA. El certificado tiene un periodo de validez de cinco años renovables. Según el progra-
ma DOCENTIA, la evaluación de la actividad docente del profesorado debe analizar al menos
tres dimensiones: Dimensión estratégica; dimensión metodológica y dimensión de resultados,
revisión y mejora. En esencia, estas tres dimensiones hacen referencia a para qué llevan a
acabo las Universidades una evaluación de la actividad docente del profesorado, cómo realizan
tal evaluación y qué consecuencias se derivan del proceso. En cuanto al segundo punto, la
evaluación de la actividad docente, debe centrarse en tres puntos: planificación de la docencia,
el desarrollo de la enseñanza y los resultados. Dentro de la planificación de la docencia se
valoran los cursos de formación docente realizados, la puntuación en las encuestas al alum-
nado o las publicaciones docentes realizadas. En cuanto al desarrollo, se valoran actividades
como la dirección y pertenencia a tribunales de Tesis y Trabajos Finales de Grado y Master, la
participación en congresos docentes o la participación en proyectos de innovación docente. En
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cuanto a los resultados, se valora la puntuación de las encuestas al alumnado, el cumplimiento
de las tutorías y el número de horas de docencia impartida.
6 Discusion
La Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre (2001), de Universidad, enumera, tal y como
se ha comentado, cuatro funciones de la Universidad española: la creación, el desarrollo,
transmisión y crítica de la ciencia, la técnica y la cultura; la preparación para el ejercicio de
actividades profesionales; la difusión y transferencia del conocimiento al ser vicio de la cultura,
la calidad de vida y el desarrollo económico y, finalmente, la formación a lo largo de toda la vida.
También estipula esta Ley que la calidad de las Universidades españolas se controlará mediante
el establecimiento de criterios comunes de garantía de calidad que faciliten la evaluación, la
certificación y la acreditación de las enseñanzas impartidas en las Universidades, de la actividad
del profesorado universitario y de la actividad de los centros e instituciones de educación
superior. La actividad de evaluación, certificación y acreditación mencionada corresponde a la
Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación y, en algunos casos, a los órganos
similares de las Comunidades Autónomas.
Tras analizar los programas de la ANECA, se comprueba cómo existe un desfase importante
entre las funciones asignadas a la Universidad y la actuación de la ANECA. Por lo pronto, la
actuación de la Agencia se limita a controlar las titulaciones y, sobre todo, al profesorado
universitario. Lo lógico sería tener programas para cada una de las funciones asignadas a la
Universidad, de forma que se analizara la actividad de la Universidad en su conjunto. Con el
análisis actual, poco se puede decir acerca de aspectos como la difusión del conocimiento y
la cultura a través de la extensión universitaria y la formación a lo largo de toda la vida. O de
la tarea realizada por la Universidad en términos de difusión, valorización y transferencia del
conocimiento al servicio de la cultura, de la calidad de vida y del desarrollo económico. O de
la preparación para el ejercicio de actividades profesionales. Ni tan siquiera de la creación,
desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica y de la cultura.
Como se ha comentado, el análisis de la actividad universitaria se limita, en realidad, a la
actividad del profesorado y a los títulos impartidos, lo que distamucho del objetivo inicialmente
planteado. Además, estos procesos de evaluación son muy criticables.
En relación a los títulos, que son objeto de análisis de tres programas de la ANECA, cabe
destacar que, en realidad, se trata de una mera comprobación formal de la documentación
aportada por las Facultades y Escuelas Universitarias. Esto es lógico, habida cuenta de que las
comisiones de ANECA están formadas por profesores de Universidad que disponen de poco
tiempo, no son necesariamente expertos en la Titulación que evalúan y conllevan un alto
coste. Por otro lado, recopilar toda la información que requerida por la ANECA conlleva un
enorme consumo de recursos por parte de las Universidades, que deben disponer de unidades
específicas para estos fines.
En cuanto al profesorado, si bien es uno de los pilares fundamentales de la Universidad, no
se le puede responsabilizar de la actuación de la Universidad en su conjunto. Y eso es lo que
parece que se hace, puesto que se evalúa su actividad de forma individual, siendo, en el caso
de la Administración Pública, la única figura sujeta a este control. El profesorado universitario
tiene funciones docentes y de investigación. Es importante resaltar, en primer lugar, que el éxito
de cómo desempeñe estas funciones depende en gran medida de condicionantes externos,
que no suelen ser considerados en las evaluaciones, en ninguno de los tres programas de la
ANECA.
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En estos programas, se concede un peso muy desproporcionado a la investigación. Pero,
atención, en muchas áreas de conocimiento se entiende por investigación única y exclusiva-
mente la publicación de artículos científicos en revistas especializadas, entendiéndose como
tales las incluidas en la lista JCR. Cabe preguntarse si la mera publicación de estos trabajos
cumple con alguna de las funciones de la Universidad. Cabe preguntarse, además, si todas las
áreas de conocimiento son equivalentes y se debe medir la investigación realizada de la misma
manera. En cualquier caso, se podría pensar que el objetivo de utilizar los artículos JCR como
medida de la calidad de la investigación del profesorado universitario persigue otro fin, cual es
el de situar a las Universidades españolas en lugares preferentes de los rankings internacio-
nales que utilizan estos artículos como indicador de calidad preferente. Pero, ¿es el objetivo
de la Universidad española aparecer bien en estos rankings, o servir a la sociedad española?
Esta pregunta es importante, pues actualmente se destinan ingentes recursos a la publicación
de artículos. Frente a esta situación, las actividades de transferencia no son prácticamente
reconocidas, si bien en la actualidad se quiere modificar esta situación, al parecer.
La actividad docente de los profesores universitarios apenas es considerada por la ANECA
ni por las Universidades. En realidad, lo que prima son los años de ser vicio. Además, los pro-
gramas de control de calidad de la actividad docente también son criticables por la selección
y ponderación de las variables empleadas, que en muchos casos se basan en las encuestas
realizadas a los alumnos. Y es lógico pensar que los resultados de dichas encuestas no solo
dependen del profesorado, sino también de factores externos, como el tamaño de grupo, el
curso, el horario y un largo etcétera.
Finalmente, en cuanto al profesorado universitario, cabe destacar que si bien se están
endureciendo los requisitos para acceder a plazas de profesor a tiempo completo, con mucha
frecuencia las Universidades recurren a la figura del profesor asociado de forma fraudulenta.
Estos profesores son para la Universidad mano de obra barata y no deben pasar todos los
controles que se exige a los profesores a tiempo completo. Así, aunque se supone que se trata
de profesionales expertos de reconocido prestigio que viene a la Universidad a compartir su
experiencia con los estudiantes, en la práctica los profesores asociados, especialmente en
algunas Universidades, realizan casi las mismas tareas que profesores a tiempo completo, en
peores condiciones de horarios, peores condiciones económicas y sin disponer del tiempo
suficiente para preparar las asignaturas.
7 Conclusiones
Si bien existe cierto grado de consenso entorno a cuáles son las funciones de la Universidad
en España y a que estas funciones se deben realizar de forma eficiente y con una adecuada
gestión de la calidad, lo cierto es que en la actualidad hay un amplio margen de mejora en lo
relativo a los procesos de control de calidad y consecución de objetivos.
Se trata de un asunto de gran complejidad, especialmente porque las funciones que se
asignan al sistema universitario español son muy amplias, difusas, y de difícil cuantificación.
Resulta llamativo que en estos momentos no exista una correspondencia directa entre las
funciones de la Universidad y los programas de gestión de calidad de la ANECA, que es el
principal organismo encargado de esta tarea. Así, la evaluación del sistema universitario se
centra en la acreditación de las titulaciones impartidas en las Universidades y el control del
profesorado a tiempo completo. Y este último control, a su vez, se centra en la publicación de
artículos JCR. Se trata, a todas luces, de un control que, si bien es necesario, es muy mejorable,
por parcial, sesgado y costoso, y absolutamente insuficiente.
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En realidad, no se aborda de forma razonable la verdadera pregunta, es decir, ¿qué aporta
la Universidad a la sociedad de la que ésta forma parte? Se trata de un tema complejo, pero de
gran importancia y que merece mayor atención de la que se le presta actualmente. Para las
diferentes funciones se deben seleccionar los indicadores a considerar y cómo se van a medir
y ponderar. También debe quedar claro la finalidad y repercusiones de las evaluaciones de
la calidad para las Universidades. En este sentido, la comparabilidad entre Universidades es
importante. No parece razonable aplicar el visto baremo a Universidades jóvenes sin equipos
de investigación consolidados, en ciudades relativamente pequeñas y con poca industria, con
Universidades con gran número de alumnos y con una historia de varios siglos. Se debe tener
en consideración el contexto social inmediato de cada Universidad y cómo ésta se relaciona
con la población a la que debe servir.
A la hora de seleccionar los indicadores, se debe reducir al máximo la burocracia y el coste
que aparejados a la recogida y gestión de la información necesaria. Además, es necesario
recordar que éstos hacen que la gestión y la actividad universitaria se centren en maximizar
los objetivos que se impongan, lo cual puede tener efectos perversos. Así, por ejemplo, exigir
ratios de aprobados como medidor de la calidad de la enseñanza puede tener como efecto que
se baje el nivel requerido para aprobar las asignaturas. Y exigir publicar en revistas JCR puede
suponer que gran parte de los fondos destinados a la investigación se destinen en pagar las
tasas de publicación exigidas por dichas revistas. Por otro lado, utilizar muchos indicadores
puede hacer que los más importantes queden ocultos entre otros de menor entidad. Además,
los valores exigidos para los diferentes indicadores deben fijarse con cautela. Así, por ejemplo,
un indicador a priori importante, como la tasa de empleabilidad, depende de factores externos
a la Universidad, como el momento del ciclo económico o dónde esté ubicada la Universidad.
La dificultad de la tarea no debe justificar que no se aborde como corresponde y que el
análisis de la calidad de las Universidades se limite a controlar aspectos parciales. Sustituir
una pregunta compleja por otra más sencilla no debe ser la solución.
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